“Audi dota a sus empleados de exoesqueletos de fibra de carbono, que les permiten trabajar sentados, sin silla…”
(Publicado el 13 de marzo de 2015 en el diario Faro de Vigo).
Lo que hace unos pocos años nos podría parecer ciencia ficción es una noticia real hoy. Se trata de una aplicación vanguardista en ergonomía. ¿Qué evolución ha habido desde los cólicos del plomo, las parálisis saturninas y el cólico por litargirio que ya se conocían desde la Edad Media? ¿Cuáles han sido los avances normativos desde las leyes de indias que ya contemplaban la reparación de las consecuencias negativas de las enfermedades en los indios trabajadores?
En España será la Ley de Bases de 13 de julio de 1936 la que inicie la protección de la enfermedad profesional que, si bien, no definía el concepto, sí facilitaba un listado de enfermedades profesionales que serán las que tendrán la protección que preveía la normativa. Esta técnica legislativa es la que hemos heredado y la que informa el Real Decreto 1299/2006 que actualizó el anterior listado (RD 1995/1978) absolutamente desfasado por los sustanciales cambios que habían experimentado tanto los procesos industriales como los avances y tratamientos médicos.
El concepto de enfermedad profesional se separa del de accidente de trabajo: mientras el accidente se define por la acción de un agente externo y súbito, en la enfermedad el daño va apareciendo de forma progresiva. Es incluso característico en muchas patologías que nos encontremos con periodos silentes de enfermedad que no se manifiesta hasta estadios muy avanzados. Las patologías pueden tener como causa agentes externos (físicos, químicos, biológicos) o incluso algún defecto o patología previos del trabajador que se agrava con la concurrencia del agente. La O.I.T. define la enfermedad profesional como “la consecuencia repetida de una acción mecánica física, química… previsible en razón del oficio o de las condiciones en que el mismo se ejercita”.
En España las Enfermedades Profesionales suponen un importante lastre tanto para la salud de los trabajadores como para el resultado económico y productivo que estos largos procesos suponen para las empresas. Reduciéndose sus beneficios e, incluso en ocasiones, siendo una clara desventaja de la empresa frente a sus competidoras en el mercado.
Los datos estadísticos reflejan que dichas Enfermedades Profesionales se han incrementado en los últimos años. Así, mientras en 2007 se contabilizaron, a través del Sistema de registro CEPROSS, un total de 16.791 casos, en 2014 fueron 17260. Es decir, un incremento aproximado del 3 %. Indicar que Castilla y León es una excepción, ya que la evolución ha sido más positiva. Registrándose una reducción del número de casos, desde los 1.003 registrados en 2007, hasta los 721 de 2014. Nos encontramos ante una reducción de más del 25 %. En cambio, otras Comunidades Autónomas, como por ejemplo en la de Madrid, pasaron de 1.161 casos en 2007 a 1.446 en 2014, o en la Comunidad Valenciana que pasó de 923 a 2.268 casos.
Para evitar su aparición y/o controlar y minimizar sus efectos disponemos de herramientas efectivas de diferente naturaleza, técnicas y sanitarias. Dentro de las primeras nos encontramos con la ergonomía, técnica preventiva que trata de adaptar los puestos de trabajo a los trabajadores y no viceversa. Esta es la clave. Sectores de actividad como automoción, alimentación, cárnicas, etc., llevan años apostando por implantar mejoras ergonómicas en sus líneas productivas. Los resultados están siendo claramente positivos y muy rentables, tanto en calidad y producción, como de ambiente de trabajo y reducción global del absentismo.
Un inciso más: dentro de las Enfermedades Profesionales, las originadas por sobreesfuerzos suponen el mayor número de bajas laborales de nuestro país (más de 12.500 casos en 2014). Hablamos de las lesiones músculoesqueléticas y nerviosas de los miembros superiores y la espalda, representando más del 83% de las Enfermedades Profesionales totales. Y su origen principal está en los llamados riesgos ergonómicos, tradicionalmente considerados erróneamente como secundarios, no cuantificando adecuadamente su perjuicio, principalmente a nivel de PYME y microempresa.
Para ayudar a nuestras empresas asociadas, Mutua Universal cuenta con su laboratorio de ergonomía. Este recurso está dotado de los equipos y programas informáticos más avanzados del mercado (dinamometría, electromiografía de superficie, captura y análisis tridimensional del movimiento humano, goniometría, etc.). Nuestros objetivos: simulación de situaciones reales y/o análisis puestos de trabajo nuevos o existentes; valoración los resultados obtenidos de dicho análisis; para aportar soluciones técnicas a nuestras empresas y; diseñar o rediseñar el puesto de trabajo. Como complemento a estas actividades, periódicamente impartimos cursos formativos sobre diseño y rediseño de dichos puestos, en los que se desarrollan estas técnicas, de acuerdo a la normativa vigente (UNE, ISO,…) y las últimas técnicas y tecnologías aplicadas.
Como muestra de la eficiencia del laboratorio de ergonomía de Mutua Universal, podemos señalar que las empresas que han trabajado con éste y han puesto en marcha las medidas propuestas, han obtenido una reducción del número de casos de Enfermedades Profesionales superior al 50%.
Por otro lado, hemos de ser conscientes de la gravedad y consecuencias que, a nivel de empresa, puede llevar aparejada la declaración de una enfermedad profesional. En primer lugar, supone que en el ciclo productivo de la empresa existe un fallo y concurren una serie de circunstancias, agentes o condiciones que generan este riesgo a los trabajadores; y, en segundo lugar, que existe un posible incumplimiento de las normas vigentes a nivel nacional e internacional, obligatorias (Ley de Prevención y Reglamentos derivados) o recomendadas (normas UNE y normas ISO). La lógica consecuencia de lo anterior es que las administraciones competentes, en cumplimiento de sus competencias, vigilarán muy estrechamente todos estos procesos.
La documentación publicada por diferentes organismos es abundante y técnicamente muy avanzada; algunos enlaces de interés serían: Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales, Centro de Ergonomía Aplicada, etc…
El uso de las tecnologías, hasta hace pocos años desconocidas, nos permite diseñar y rediseñar procesos productivos, anticipar y evitar problemas y mejorar las condiciones de trabajo (laboratorio de ergonomía de Mutua Universal – www.mutuauniversal.net).
Antonio López Rodríguez
Ingeniero y perito judicial en PRL – Área de Gestión de la Siniestralidad de Mutua Universal
Enrique Guillén Sanz
Abogado Mutua Universal